Al igual que los discos herniados, los discos abultados y sobresalientes pueden ser causados de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, en una colisión trasera, el automóvil se detiene repentinamente. Esto hace que el cuello se mueva hacia adelante y retroceda bruscamente, empujando los huesos del cuello uno contra el otro y provocando que el disco entre ellos sobresalga del espacio que se supone que debe ocupar entre las vértebras, afectando los nervios locales.
Los discos abultados a menudo provocan dolor, que se irradia desde el cuello hasta los brazos y, a menudo, causa hormigueo, entumecimiento y debilidad en las extremidades. Desafortunadamente, a pesar de la medicación para el dolor y el tiempo, para muchas personas un disco abultado es una discapacidad permanente.
Aunque a menudo se usan indistintamente, los discos herniados, los discos abultados y los discos protuberantes pueden ser muy diferentes. El tratamiento depende de la naturaleza y extensión de la lesión. Factores tales como cómo se sufrió la lesión y quién es la persona lesionada marcan la diferencia. Aquellos que están lesionados generalmente deben ver a un profesional médico para que los examine.